domingo, 20 de mayo de 2012

Iceberg

-¿Quieres un cigarrillo?
-Pero si sabes que no fumo.
-Y tú sabes que yo tampoco. 
-¿Para qué los has traído?
-¿Para qué has traído tus sentimientos, si nunca los utilizas?


El silencio despedazó las lagrimas. Las despedazó en mil pedazos que quedaron clavados como espinas. En cambio él no quería sufrir y decidió arrancarse las espinas una a una, con un terrible dolor. Ella no le ayudó. La cara de él ya no denotaba ningún sentimiento, y era absolutamente sincera. Se los había arrancado para no sentir nada, ni bueno ni malo, y poder sonreir sin pensar. Para sentir cosas nuevas sin sentirse atormentado por el pasado. La decisión ya estaba tomada. Todo el mundo, incluso una parte de él mismo, le dijo que no lo hiciera. Que cuidase más a su corazón, ya que solo tenía uno. Pero a él le importaba una mierda.

 http://www.enriquemartinezlozano.com/images/foto_iceberg1.jpg


Que tire la primera piedra quién esté libre de pecado...


y la última quien no sienta remordimientos.