martes, 20 de mayo de 2014

Museo de momentos

Hoy he abierto esa caja donde escondí tus palabras. Encontré una espada, esa espada con la que solías atravesar corazones hasta que la víctima descubría jadeando que solo había sido un sueño, tan excitante como doloroso. También tu reloj de arena, con sus dos receptáculos perfectos: uno para la felicidad y otro para la indiferencia. Solías girarlo a placer, te burlabas del tiempo, al fin y al cabo tú tenías todo el que querías pues otros te lo regalaban. Encontré parte de tus sueños, pues alguna que otra vez me los describiste vagamente, supongo que eran tus momentos de debilidad.



Ahora me la llevaré, dejará de ser una cárcel de pasado para ser un motel barato lleno de presente.  La llenaré de muchas otras cosas para que las tuyas sean insignificantes,  me daré cuenta que pese a todo viví y que esa caja solo contiene las pruebas de ello. Me hará recordar que ahora tengo cajas mucho más grandes, que tengo ganas de vivir y recogerlo todo en cajas, que quizá algún día haga un museo de momentos y te llame para decirte que hay dos por uno en las entradas, que puedes acompañarme si quieres.



Opto por pintar mi presente inspirándome en el arte del pasado.

viernes, 16 de mayo de 2014

Regálame el fuego

Regálame la furia, la tormenta y los truenos de la palabra para que el relámpago me ciegue en los silencios. Regálame el fuego. Regálame el volar y el quemarnos mientras alguien es tan de verdad como para decirnos que los dragones no existen. Regálame la vida, la muerte y el continuo volver a levantarse. Llévame al absurdo y una vez ahí hazme comprender, demuéstrame que el único sinsentido es aquello a lo que alguien no fue capaz de encontrárselo. Embriágame, secuéstrame, amordázame, pero pase lo que pase regálame el fuego. No dejes que la fría realidad me encuentre, que ella no me entenderá, que qué más dará si somos reales o no. 


-Este lugar quema, pero también brilla mucho más.
-Solo cuando te acostumbres al fuego podrás desplegar tus alas.
-Entonces no me dejes escapar.






Prefiero vivir en llamas que existir en un mundo frío y oscuro. 

miércoles, 14 de mayo de 2014

El tren volador

Nos veremos en la puerta de la aeroestación, sí, de acuerdo, allí estaré 5 minutos antes de que embarques. Tu mirada quizá sea algo así como qué tal la vida, qué ganas tenía de verte, mientras que la mía será más bien un cállate y bésame, que solo tenemos cinco minutos, que hace una eternidad que no me besas, que de hecho nunca me has besado. Pero se retrasará mi aerotren, que si había muchas nubes, que si qué sé yo. Y tú, claro, tienes que subir al tuyo. Te diré que ya he llegado, que bajes un momento, que nadie se dará cuenta. Pero daré la vuelta justo cuando digas que ya te has acomodado y no te apetece bajar, que no pasa nada, que nos veremos a la vuelta. Quizá no hayas acabado de decírmelo cuando lance el teléfono contra el aerotren, rompiéndole un ala. Y los de seguridad me detendrán, me preguntarán que por qué lo he hecho, y yo responderé que si los trenes vuelan, por qué no los teléfonos.


lunes, 5 de mayo de 2014

Mundos inventados

Una vez inventé el mundo. Me dijeron, qué dices, qué cosas tienes, el mundo ya está inventado. Yo les dije que no me habían entendido, que tenían que venir a visitar el mundo que había creado para comprenderme. Incluso podrían inventar mundos ellos también. 

Qué cosas tienes, no somos como tú, no somos raros, no estamos locos.

Ahora soy uno de esos artistas solo reconocidos  cuando se han ido de este mundo. Pero menos mal que soy raro y que estoy loco, pues de otra manera no habría podido inventar mi mundo y escribir estas líneas desde él.





Un amigo será el que haga más grande tu mundo a la vez que te deja visitar el suyo.