domingo, 13 de octubre de 2013

Debes de ser sombra

Me dijo un recuerdo que te vio detrás de mi. Al girarme no lograba verte pero siempre notaba tu presencia. Es por ello que debes de ser sombra. Y no recuerdo si hace un día o un año que eres sombra. Pero estás ahí, inmutable, constante imitadora de las lágrimas que sonrío y de las sonrisas que maldigo.Y casi no me cabe duda, tu presencia se está burlando de mi, me mira y comprende debajo de mi piel, ve grabados a fuego todos los pasos que diste a mi lado. 

Vete, ya no pintas nada. Pero sabes que miento, sabes que has dibujado parte de mi y que yo puedo volver a dibujarte cuando quiera. Y que de hecho lo haré y el pretexto será bien absurdo. 

Al fin y al cabo, solo eres una sombra. Pero me hablas, yo te enseñé a hablar aún sin tenerme delante mientras que tú me enseñaste a escuchar el eco del silencio. Ahora ambos somos parte del mismo suelo que pisamos con esa monstruosa, casi demente imitación perfecta. 

Y en el fondo temo el día que te despegues de mi, que camines con autonomía, que solo me quede el periódico que cada tantos días que no sé contar me traigan los recuerdos. Soy luz y tú oscuridad, pero que alguien me diga quién de los dos podría existir sin el otro. Y es que, debes de ser sombra. Más cuando por el día me sigues y eres parte de mi, mientras que por la noche me envuelves en tu sábana. 

viernes, 26 de julio de 2013

Pluma


Entonces debes ser pluma. Si son gráciles tus palabras y mudo tu color, debes ser pluma. Lo debes ser si te aferras a mi mano y escribes en ella la palabra inspiración. Y si te escribo ciegamente, e incluso no me importa que sea con mi sangre, debes ser pluma. Cuando tus palabras me guían y a su vez yo soy el causante de esas palabras. Cuando solo contigo pasan las horas volando como las palabras que me regalas. Así como también tu estilo, tu movimiento tímido y a la vez fuerte, el hecho de que seas única pese a que haya muchas como tú. Por todo eso, debes ser pluma. Y por ello te guardaré en ese lugar especial que aparentemente está a la vista de todos y es tan común como cualquier otro. Pero no serás común, ni estarás en un lugar común, ni me regalarás palabras comunes. Pues te escribiré todos los días, y cuando no esté pensando en ti pensaré en todas las palabras que me has regalado y que te quedan por regalarme.

Porque tú, debes ser pluma, la pluma que me escribe los nuevos amaneceres.

viernes, 26 de abril de 2013

Manos de fuego

De acuerdo, sígueme. Pero coge provisiones, recuerdos, ilusiones y un par de corazones antes de hacerlo. Supiste que desaparecería la realidad y que dejarías de existir para empezar a ser. Te hice la oferta más tentadora, te robé parte de ti y te regalé parte de mi. Nos quedamos iguales. Nos fundimos en un monstruoso ente de ilusiones e inseguridades. Te ofrecí mi mano ardiendo. Y la abrazaste a tu alma.

-Aceptaste.

-¿Acaso existe un cielo o un infierno?

-No lo sé, pero por si acaso vístete de gala. 

Y te llevé a dónde residian tus miedos, tus no sé qué me ocurre, tus novelas a medio escribir. Y le prendí fuego y así pudimos entrar, pues tú y yo ya éramos fuego. Incluso tal vez ya lo éramos antes de cruzarnos. 

-¿Cómo se abre la puerta?

-Debes pagar la entrada con sangre. 

Y decidiste hipotecarte, por si era la mejor opción para empezar a no existir. Por si al final del sueño todo tenía su explicación, todo tenía un orden y una razón de ser. Por si los eslabones de tus cadenas se levantaban en rebeldía. Y así descubriste que el fuego te mantenía con vida, pese a todo.

-Pese a todo, iré contigo. 

-No puedo prometer que no te arrepentirás. 

-Sólo prométeme que no me dejarás apagarme.


martes, 26 de febrero de 2013

Caja de resonancia

Olvídate. Olvídate tú, que yo no he sido capaz. Olvida el sol que te susurra al oído, olvida las luces que decoran tu navidad, olvida como yo te robé esa navidad. Si la memoria no me falla, me duraste una eternidad. La más breve de mi vida. Y es que tal vez mi error siempre haya sido perseguir el tiempo en lugar de dejarme alcanzar por los momentos. Y esperar que esos momentos duren más tiempo cuando me alcanzan. Y la verdad es que solo ahora, que has convertido mi vida en una caja de resonancia, comprendo que los momentos tienen que ser breves para convertirse en eternos. Pero olvídate. Olvídate de una vez, déja de quemarme, yo no puedo olvidarte, no, no quiero olvidarte.  Supongo que te odio, pero no podría vivir sin ti. Cada día vuelves a mi con una máscara distinta, me dices cosas distintas. Y cada día espero que me digas siempre lo mismo, espero poder predecir lo que tienes para decirme, pero no, nunca es así. Paso la vida improvisando; todo desde que convertiste mi vida en una caja de resonancia. E intento organizar las páginas, intento dibujar un camino, intento también sin éxito dejar que el día me convenza. Olvídate, olvida las luces que decoran tu navidad y como yo te robé esa navidad. Olvida un silencio eterno y una sonrisa efímera. Olvida la luz artificial y olvida los caminos empedrados. Porque tú has convertido mi vida en una continua caja de resonancia, noche. Y cada día vuelves a mi, y traes una cara distinta pero sigues siendo la misma. 


De niños intentamos encajar por la fuerza piezas de un puzzle que no encajan. Y al crecer, bueno, somos más altos...