A veces la pluma desea escribir y no la puedo controlar.
Maleducada pues no
pide permiso, mandona porque no le gusta esperar y desobediente pues nunca
quiere escribir sobre lo mismo que yo. Es libre, y yo solo soy un guía que va
sacando palabras, sentimientos, inseguridades, ideas. Este libre albedrío es a
veces agradable pues no tengo que pensar, puedo sentarme y relajarme y luego
publicar algo que otros creerán que he escrito yo. Y en ese algo me veré
reflejado, pues esta pequeña rebelde me conoce mejor que nadie, sabe viajar a
lo más profundo de mi alma y plasmar mis contradicciones como si tuvieran
sentido. También es adivina: sabe que yo
quería escribir sin importar el qué. Sabe
que quería viajar de un lugar a otro de mi mente, edificar nuevas oraciones,
plantear nuevos retos. Y en todos estos
proyectos me siento a veces vagamente partícipe, pues yo solo cumplo con sus órdenes
ya que de no hacerlo no logro conciliar el sueño, ella lo sabe. Solo soy una
mano que la sostiene, una simple marioneta, sirviente ciego de la más pequeña y
sutil creadora. Y tras todo esto, siento lo mismo que cuando veo la sonrisa de
un desconocido, una atracción y a la vez un miedo devastador.
1 comentario:
Que siga siento maleducada y libre!! :D
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