miércoles, 21 de marzo de 2012

Manos

La mano se sostiene inmóvil, duda. Intentas alcanzarla corriendo en sentido contrario, y ella, ni se abre ni se cierra. Se suspende inerte en el aire, como un capricho macabro del universo, como una puerta a la destrucción. Has conocido el tacto de sus dedos, has respirado por ella, la has ignorado y hecho daño, y sin embargo nunca ha sido tuya. Y es un eterno sufrimiento que tal vez nadie conocerá, excepto ella. Intentarás llevarte algo de su esencia, guardar en una caja su olor, secuestrar en una sábana su tacto. Seguirás corriendo en sentido contrario, ella jamás se moverá del sitio, y aun así jamás la alcanzarás. Los recuerdos torturan, y los remordimientos matan. Y sabrá el tiempo lo tierno que es tu dolor, que en su palma guarda algo de ti que jamás será borrado, y  que eso no puedes olvidarlo nunca. Tan solo uno de los dedos acariciará tus labios, y los demás dudarán, pero te esperarán en la eternidad del bolígrafo y el papel.
  
Le pidió que se alejase, que escapara lejos, que quemase todas las palabras de su memoria. Sabía que su presencia solo podía hacer daño.
-Cuánto te dispones a sufrir?
-Lo que sea necesario.
-Pero... ¿Por qué?
-Alguien me dijo una vez que todos nos harán daño; solo hay que saber elegir por quien merece la pena sufrir.

1 comentario:

Unknown dijo...

Precioso...

Hay que elegir bien. Pues la palabra amor siempre lleva implícita la palabra dolor, la del sufrimiento.

Es increíble, en serio. Dulce, casi volátil, intangible pero te da la sensación de que lo puedes tocar. Me encanta.