Entonces debes ser pluma. Si son gráciles tus palabras y mudo tu color, debes ser pluma. Lo debes ser si te aferras a mi mano y escribes en ella la palabra inspiración. Y si te escribo ciegamente, e incluso no me importa que sea con mi sangre, debes ser pluma. Cuando tus palabras me guían y a su vez yo soy el causante de esas palabras. Cuando solo contigo pasan las horas volando como las palabras que me regalas. Así como también tu estilo, tu movimiento tímido y a la vez fuerte, el hecho de que seas única pese a que haya muchas como tú. Por todo eso, debes ser pluma. Y por ello te guardaré en ese lugar especial que aparentemente está a la vista de todos y es tan común como cualquier otro. Pero no serás común, ni estarás en un lugar común, ni me regalarás palabras comunes. Pues te escribiré todos los días, y cuando no esté pensando en ti pensaré en todas las palabras que me has regalado y que te quedan por regalarme.
Porque tú, debes ser pluma, la pluma que me escribe los nuevos amaneceres.
1 comentario:
Suave, lento, precioso.
La pluma puede ir rápida, pero la huella que marca es más profunda.
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